Déspota, egocéntrico, irrespetuoso, mentiroso, envidioso, demasiados epítetos como para querer fabricar amigos o aliados.
Para trabajar con el alcalde de Santo Domingo Este, Dioris Anselmo Astacio Pacheco, hay que tener corazón de súbdito y poseer dignidad casi en 0, pues no respeta ni los horarios laborales.
Aquella burla en casa del pobre y la otra con el cartel en medio del puente, apunta a que si sabía de la injerencia de los drones en el concierto de Juan Luis Guerra.
Dio no respeta a nadie ni a nada y su propio carácter es su verdugo pues, en solo 4 meses, se empeñó en llenar la ciudad de vertederos en cajones pestilentes y detuvo los compromisos con la cooperativa, terminó peleando con funcionarios preparados para ejercer, mientras llamó a los comunitarios pidiones y vagos, en un desprecio total a los que de una forma u otra colaboran en el funcionamiento de la ciudad.
El alcalde posee hoy una administración donde pocos saben qué hacer y se labora casi desvinculado de las leyes y los procedimientos que garanticen transparencia en el manejo de la cosa pública.
Pueden cambiarse muchas cosas, pero es muy difícil que profesionales que se respeten a si mismo quieran trabajar en ese ambiente toxico y cuasi dictatorial, no por necesidad, con quien no guarda el mínimo respeto por nadie, mientras se preocupa que sus uñas y pelo estén en perfecto estado para la próxima foto para redes.
@Fdo_Buitrago